Sentir tu
mirada, recorrerme.
Sentir aquella
única mirada arremetiendo
entre mis
ropas, sin poder hacer nada.
Sentir que el deseo nos iba asesinando a gotas.
Sentir tus
ojos color cielo acariciarme las zonas que amaste.
Y como si tan sólo yo existiera
y el gentío
por un instante fuese benévolo
y hubiese
desaparecido, te sentí.
Sentí tu
mirada sin mediar palabras,
estabamos en
sociedad,
aunque mil
cosas teníamos para decirnos
en el
reencuentro después de tanta lejanía.
Sentí tus
rayos aculares
con la misma
potencia de aquellos años.
¿Porqué te
fuiste?
¿Porqué pasó
tanto tiempo?
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© 2012 –
Bettiana Vázquez
El tiempo pone las cosas en su sitio y acaba pasandonos factura, los reencuentros ambicionan los segundos perdidos, convirtiendo los dulces recuerdos en aires de novedad...abrazzzusss
ResponderEliminarPrecioso. Que todos tus sueños se cumplan en este año recien estrenado.
ResponderEliminarUn abrazo de tus amigos de Marpin y La Rana
La memoria, los recuerdos, guardan a veces de forma sorprende el deseo. Y las pasiones pueden sobrevivir como un incendio renacido con la mirada de un reencuentro. Lo has expresado de maravilla en tus versos.
ResponderEliminarAbrazos.