La noche se presentaba elegante
con sus collares de estrellas
y sus ralas nubes plateadas.
Y en ella, estábamos
absorbidos por su magia vertida en abundancia sobre nosotros…
Sobre cada objeto que tocado
en demasía por las hadas,
eran dotados de luz plena.
Y allí estábamos.
Éramos dos voces desoladas compitiendo
con la música de los ríos. Cantando.
Dentro de la noche mulata
con una luna en cinta
el milagro fuimos nosotros.
Fueron los acordes de guitarra,
fueron las voces aunadas
mientras los pájaros dormían…
Horas felices que transcurrían
junto al caudal juguetón de las aguas,
y horizontes que tornaban rosados.
BETTIANA VÁZQUEZ
Precioso poema Bettiana.
ResponderEliminarHablas en pasado y eso es triste...quizás los recuerdos nos aturden y confunden.
Un beso
Tus palabras traen la imagen de un tiempo, de un momento, perfecto. Un mundo donde refugiarse, donde el contacto deseado desde los sueños más profundos provoca que cada segundo sea mágico. Precioso.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias amigos por sus comentarios, ellos me alientan y dan fuerzas...abrazos sinceros
ResponderEliminar